jueves, 24 de octubre de 2013

Prisioneros (2013)



Prisioneros, esa película que promete mucho y luego no aporta nada.
Muy bien Hugh Jackman, muy bien Paul Dano y felicidades al joven Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal), que finalmente consiguió seguir los pasos del detective Toschi y meterse en la policía para obsesionarse de nuevo con un maldito acertijo como ya hizo en Zodiac (2007) de David Fincher. Acertijo inexistente, por otro lado. Una simple treta (junto quizás con los tatuajes de Gyllenhaal) que sirva para añadir ese morbo hacia el ocultismo, la religión y lo desconocido, que nos confunda y nos haga sospechar de las que podrían ser las intenciones del film, pero que al final no lo son.
El protagonista, un Hugh Padre coraje Jackman, se dedica en cuerpo y alma a buscar a su hija, y según disminuyen las posibilidades de encontrar a la pequeña, aumenta su locura y las ganas de tomarse la justicia por su mano.
¿El antagonista? Nada más lejos que otro refrito de psicópata "inesperado" con absurdas ideas personales basadas en experiencia, dolor y fe (o más bien la pérdida de esta).
Dicen que Oldboy (2003) es una película lenta, pero los que lo dicen aún no han tenido que padecer de impaciencia hasta desfallecer durante la primera mitad de esta. Puedo parecer cruel, pero ojalá dejaran de venderme películas del montón con sinopsis sorprendentes que acaban en sorprendentes decepciones y bostezos furiosos. Entonces quizás dejaría de meter el dedo en la llaga de la mediocridad cinematográfica actual.
Finalmente y para dejar clara mi postura (por si alguien todavía duda de ella) con respecto a esta película y a sus compañeras en el saco del olvido: CURRÁROSLO, HIJOS DE PUTA.

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