sábado, 3 de agosto de 2013

Cuando un sueño se convierte en una pesadilla.


Llevo ya mucho tiempo postergando esto y lo más seguro es que una vez publicado no haya marcha atrás y todo lo que diga o deje de decir no podrá ser borrado o ser plasmado de nuevo sin desvirtuar las primeras lecturas que hayan tenido personas que se dispongan a darle una segunda pasada al texto, por lo que espero ir paso por paso y no dejarme llevar.

El tema sobre el que quiero dejar mi postura bien clara, al igual que señalar sus múltiples defectos (y virtudes si las tuviera) es la saga Resident Evil dirigida por Paul W. S. Anderson, que por el momento consta de cinco películas.

Echemos un vistazo a su procedencia: un videojuego. Teniendo en cuenta que el nombre de la saga es el mismo que el del videojuego, significa que cuando se pensó este proyecto su objetivo no era crear algo de la nada, sino  intentar llevarlo a la gran pantalla. Eso implica mucha responsabilidad que si desde un principio no estás dispuesto a reconocer, directamente ni te molestes en hacer una producción cinematográfica y deja a alguien que se sienta más preparado para cargar todo ese peso sobre sus hombros, sabiendo que el resultado va a ser el adecuado. Considero que los directores que utilizan sus propias producciones para dar trabajo a sus allegados son de lo peor. Anderson no se queda atrás con Milla Jovovich, actriz que ha dado mucho de si con buenos papeles en películas como El quinto elemento (1997), Juana de Arco (1999), Chaplin (1992), o incluso en mi opinión Zoolander (2001), y que ahora se ha acomodado en los patéticos trabajos de su marido. Todo podía haber ido bien siempre y cuando este hubiera elegido uno de los puntos de vista de los múltiples personajes protagonistas en el videojuego o incluso el de todos a la vez, véase Robert Altman con Vidas Cruzadas (1993) o John Herzfeld con Dos días en el valle (1996). Sin embargo este señor decidió pasarse la historia por el forro de los cojones y sacar de ese mismo sitio un nuevo personaje nunca mencionado con el que poder trastear lo suficiente para que quedara a gusto de su esposa, con las susodichas habilidades físicas y/o de manipulación femenina que le ofrece en todas las películas, véase Los tres mosqueteros (2011). Si se trata de dar trabajo a esta persona, es tan sencillo como coger el personaje de Jill Valentine, con unos rasgos bastante parecidos a los de Jovovich y formar una historia desde su punto de vista. ¿Qué pasa? Que Jill Valentine es tan protagonista como lo pueden ser Chris Redfield, Claire Redfield, Leon Kennedy o Ada Wong y no queremos eso, queremos un protagonismo puro que encierre para el personaje las características más singulares dentro de la saga para que sobresalga por encima de los demás porque debe ser que el ego de esta actriz ha llegado a un punto de no retorno. Y con queremos me refiero a Anderson y su "diamante en bruto" con pintalabios, colorete y sombra de ojos que la hacen lucir divina durante un apocalipsis. Me alegro de que quieras demostrarle a tu amante esposa cuanto la admiras, pero por favor, no escojas una saga al azar con el dedo y los ojos cerrados sin importante una mierda las personas a las que si les importa lo que se hace o deja de hacer con ella.

Igualmente el personaje de Alice (Jovovich) no es nada raro teniendo en cuenta lo "mucho" que se esfuerza en elegir al resto de actores. No dudo de sus dotes porque conozco a varios y no son malos en absoluto, pero físicamente ninguno da el perfíl, algo que se observa a simple vista con solo mirar la imagen de uno y su igual en el videojuego. Parece que cuando repartimos los papeles también lo hicimos con los ojos cerrados: Jill Valentine siempre ha sido una mujer de pelo castaño, pues la ponemos de pelo negro. Luego ya si, cuando Tricell (organización que sale de la nada sin explicación alguna en la película, que tengo miedo a que ni se mencione porque mi memoria no llega a tanto) experimenta con ella, ya la vestimos con un mono morado apretado y la ponemos rubia porque en Hollywood nos encantan los monos abiertos hasta el ombligo donde verle los pechos a una tía buena, pero ni nos molestamos en explicar porque de repente es rubia o se ha pasado al bando contrario. Para hacer de Chris Redfield, un hombre musculado y de pelo castaño que ha sido compañero de Jill durante toda su carrera en STARS y posteriormente en la BSAA, elegimos a un actor que acostumbra a ir rapado, al que conoce en la quinta película (de hecho ni lo conoce porque ella ya era mala de aquella y se pasó prácticamente toda la película desaparecida hasta el final) y casualmente metemos la pata el doble cuando nos damos cuenta de que en el sexto videojuego, el compañero de Chris es practicamente igual al "Chris" de pacotilla de la película,  por lo que ahora, si queremos seguir metiendo personajes tendremos que pensar que malabarismos hacemos para elegir al actor que haga de Piers Nivans. No voy a entrar en demasiados detalles con los personajes de Leon Kennedy, Claire Redfield o Ada Wong porque, al contrario que Anderson, yo si respeto lo que no conozco lo suficiente y ya que no he tenido el placer de jugar todavía con ellos, los saltaré e iré directamente a quejarme de Carlos Olivera (Resident Evil 3) al que le cogí mucho cariño por ser prácticamente el compañero de Jill Valentine (aunque técnicamente fueran de organizaciones enemigas) en el juego al que más pude disfrutar durante mi infancia y no tan infancia. Carlos, un chico castaño, joven y guapo, que por arte de magia se convierte en un hombre de mediana edad, moreno y poco agraciado.
No llego a comprender el retraso mental de un director que permite algo así. No solo este personaje completamente desvirtuado, sino todos y toda la historia.


H-I-S-T-O-R-I-A

No amasijo de hechos sacados de la más evidente película de INFECTADOS (que no zombies, por mucho que lo dijeran en el juego, pues al no saber con que se enfrentaban, también estaban confusos) sobre supervivencia, mezclados con escasa imaginación y poco interés, dando como resultado UN INSULTO A TODOS LOS FANS DE ESTE VIDEOJUEGO, señor Anderson.

Antes dije que no solo tendría en cuenta los múltiples fallos, sino también sus virtudes y he de decir que el personaje de Albert Wesker no me desagrada (del todo), lo que espero sirva para cumplimentar esta parte, ya que no he logrado ver nada más por mucho que lo haya intentado con todas mis fuerzas para no desfallecer durante el visionado de las películas.

He intentado ser todo lo objetiva que he podido, pero una vez más la pasión se ha desatado dentro de mí y ha guiado a mis dedos por caminos que ellos solos no hubieran recorrido. Sé que mucha gente está en desacuerdo conmigo porque básicamente se pasan el videojuego por el mismo sitio por el que se lo pasa Anderson (algunos no saben ni de su existencia) o incluso creen que la saga proviene de esos libros tan mal escritos que ¡Anda, que casualidad! toman nota de este mamarracho y creen que si él puede inventarse la historia, ellos también. Aun así sé de sobra que mi opinión está en boca de muchos durante el transcurso de sus charlas habituales al mencionar esta saga y les insto a que no pierdan la esperanza, pues algún día Anderson morirá, su saga también y empezarán a llover tantos remakes que alguno realmente será como el videojuego. Cuando ese momento llegue no seáis reticentes a la hora de aceptar un nombre u otro, pues este nuevo visionario dispuesto a darnos lo que buscamos puede escoger el nombre Biohazard (más comúnmente utilizado en Japón) para evitar otra violación más a cuchillo del título Resident Evil.

Una vez dicho todo esto, me despido.

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