No hay nada tan insultante como una mala sustitución. Un sinsentido hiriente que convierte a uno en la décima parte de lo que es, y al otro... al otro en una cruz sin nombre que no merece los atributos que una vez le fueron erróneamente conferidos en mente ajena.
sábado, 19 de abril de 2014
No hay nada tan insultante como una mala sustitución. Un sinsentido hiriente que convierte a uno en la décima parte de lo que es, y al otro... al otro en una cruz sin nombre que no merece los atributos que una vez le fueron erróneamente conferidos en mente ajena.
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